sábado, 25 de junio de 2011

Post número 500, una despedida, una bienvenida...



Bueno gente. El título lo dice todo.
Todavía recuerdo con nostalgia el día que Gus, a través del chat de gmail, escribió: "Ahi acabo de ponerte como Administrador del Blog, yo paso a ser colaborador"... sin entender muy bien, todavía pregunté "estas probando algo??" y él responde: "no, te lo paso ;)"
Quedé congelado. Había leído de blogs, bloggeros, colaboraba en este, pero nunca tuve uno... y acepté lleno de jubilo.
El chat de ese día con Marcos refleja mis palabras:


12:36 Marcos: que haces eminencia

48 minutos
13:24 Yo: Marcos!!!
13:25 La ultima, Gustavo me dio el Blog deberiatrabajar.blogspot.com
 Marcos: que paso loco
 Yo: Ahora soy administrador
 Marcos: jjeejjejejejejejejjjejeejjejeejej
  que grande el loco
  metele virus al blog de gustavo
13:26 Yo: ehhhh
  es mi blog ahora
  no me voy a meter virus a mi mismo
 Marcos: ahhhh metele virus igual
  ajajjaja
  que bien loco
 Yo: te voy a invitar comno colaborador
  y a Jesus tmb
  
13:27 Marcos: ahhh bueno pero con tiempo
 Yo: si. estaria bueno si podes escribir algo de vez en cuando
13:28 nose, sobre juegos?
  los que probas
  por ejemplo
 Marcos: siii mas vale
 Yo: tu opinión, analisis
 Marcos: de música
  ajaaajajajaj
 Yo: uhhhhh
  genial
 Marcos: sip
  de todo un poco
13:29 Yo: bien ahi
  yo voy a hablar de sofware
  por ejemplo
  y pelis
 Marcos: ahhhhh siiii eso seguro
  y jesus?
 Yo: que se te ocurre
  ???
 Marcos: yo de mujeres
 Yo: ja,ja
 Marcos: y jesus de hombres
 Yo: uhhhhhhhhh
13:30 te mata


Y bueno, lo he manejado a gusto, a veces con más tiempo, otras con menos. Muy pocos de los post publicados fueron personales o escritos por mí, he apuntado al blog a hacerse eco de noticias que me han interesado sobre Informática y Ciencia, sazonado con algo de humor también :).

Ahora toca el turno de despedirme. Como una especie de tradición, Gus me lo regaló a mí, yo al llegar a este post, lo estoy regalando también, para que esto continué.
Y lo voy a obsequiar a una persona que lo merece por demás, y que estoy seguro va a hacer de este blog algo genial: a Julio Hantouche, "El Rocker", un amigazo de alma, una persona "del palo!" como decimos.

Sin otras palabras, me despido respetuosamente. Gracias a todos los amigos que siempre están ahí, y los que han colaborado, a las personas que han leído mis publicaciones, a los que también han comentado.
Un gran abrazo a todos y los dejo con una persona genial!!



La ciencia salvó mi vida



Y punto.

Aforismos ateos de lujo (del Blog de Gus!)

Lo ví en el Blog de Gustavo, lo mejor que voy leyendo hoy sábado!















Fuente: http://granfiaca.blogspot.com/2011/06/aforismos-ateos-de-lujo.html

viernes, 17 de junio de 2011

La naturaleza de la felicidad

Bertrand Russell posiblemente sea uno de los tipos más polifacéticos del siglo XX. Fue un importante matemático, trabajando en el campo de la lógica formal, un prolífico escritor e insistente divulgador. Pero quizá la faceta en la que más destacó, fue como filósofo, siendo considerado por muchos como el filósofo más importante del siglo XX.



En uno de sus muchos trabajos, Russell escribió una especie de manual para entender la felicidad, en el que se valió de su propia biografía para intentar explicar la naturaleza de la felicidad:

Puede que la mejor introducción a la filosofía por la que quiero abogar sean unas pocas palabras autobiográficas. Yo no nací feliz. De niño, mi himno favorito era «Harto del mundo y agobiado por el peso de mis pecados». A los quince años se me ocurrió pensar que, si vivía hasta los setenta, hasta entonces solo había soportado una catorceava parte de mi vida, y los largos años de aburrimiento que aún tenía por delante me parecieron casi insoportables. En la adolescencia, odiaba la vida y estaba continuamente al borde del suicidio, aunque me salvó el deseo de aprender más matemáticas.
Ahora, por el contrario, disfruto de la vida; casi podría decir que cada año que pasa la disfruto más. En parte, esto se debe a que he descubierto cuáles eran las cosas que más deseaba y, poco a poco, he ido adquiriendo muchas de esas cosas. En parte se debe a que he logrado prescindir de ciertos objetos de deseo — como la adquisición de conocimientos indudables sobre esto o lo otro— que son absolutamente inalcanzables. Pero principalmente se debe a que me preocupo menos por mí mismo. Como otros que han tenido una educación puritana, yo tenía la costumbre de meditar sobre mis pecados, mis fallos y mis defectos. Me consideraba a mí mismo —y seguro que con razón— un ser miserable. Poco a poco aprendí a ser indiferente a mí mismo y a mis deficiencias; aprendí a centrar la atención, cada vez más, en objetos externos: el estado del mundo, diversas ramas del conocimiento, individuos por los que sentía afecto.
Es cierto que los intereses externos acarrean siempre sus propias posibilidades de dolor: el mundo puede entrar en guerra, ciertos conocimientos pueden ser difíciles de adquirir, los amigos pueden morir. Pero los dolores de este tipo no destruyen la cualidad esencial de la vida, como hacen los que nacen del disgusto por uno mismo. Y todo interés externo inspira alguna actividad que, mientras el interés se mantenga vivo, es un preventivo completo delennui. En cambio, el interés por uno mismo no conduce a ninguna actividad de tipo progresivo. Puede impulsar a escribir un diario, a acudir a un psicoanalista, o tal vez a hacerse monje. Pero el monje no será feliz hasta que la rutina del monasterio le haga olvidar su propia alma. La felicidad que él atribuye a la religión podría haberla conseguido haciéndose barrendero, siempre que se viera obligado a serlo para toda la vida. La disciplina externa es el único camino a la felicidad para aquellos desdichados cuya absorción en sí mismos es tan profunda que no se puede curar de ningún otro modo.